Prof. Kitty Terán
·
- L La Mariología dentro de la Teología,
- · María en la Biblia
- · María en el Magisterio de la Iglesia: dogmas
- · María en la religiosidad popular
- · El catequista y la espiritualidad mariana
La Mariología dentro de la Teología
María
está asociada a Cristo y por lo tanto a la Iglesia.
A
Cristo en primer lugar por su fe. Ella es "dichosa por que ha creído"
(Lc.1,45), pero además por su maternidad divina y el resto de sus privilegios.
Por
su fe, es modelo y madre de todos los que creen en la palabra de Jesús formando
la unidad de la Iglesia, por eso la Mariología debe ser un apéndice obligado a
los tratados de Cristología y
Eclesiología.
A
través de Cristo y de la Iglesia, María entronca directamente con los restantes
tratados de la Teología, por lo que estos pueden entenderse en referencia a
María.
Ella
es la persona humana ejemplar que contempla la Antropología.
Ella
es la primera que ha escuchado la Palabra de Dios y la ha puesto en práctica
(Lc. 8,21; 11,28), es modelo de toda
moral cristiana en seguimiento de Jesús.
En
ella ya ha tenido lugar la glorificación definitiva que considera la Escatología, por eso es justo afirmar
que la Mariología es la síntesis de toda
la Teología.
En
sentido literal: Mariología es la
ciencia que tiene por objeto a María.
En
sentido real: es la parte de la Teología que estudia a María, Madre del
Redentor y de los redimidos, a la luz de la Revelación divina contenida en la
Sagrada Escritura y en la Tradición eclesial.
Es necesaria una “Mariología”?
Podríamos
decir que sí porque la Iglesia desde sus orígenes se mostró interesada en
conocer la verdad sobre María. (cfr.
García Paredes)
La Mariología tiene que ser enfocada
correctamente para que no sea un obstáculo para lograr el verdadero
conocimiento de Cristo.
Ha
habido algunas formas de piedad que
parecían dejar en lugar secundario la figura de Cristo: altares de la Virgen
profusamente adornados y enriquecidos, mientras que el lugar del Sagrario
estába descuidado, por ejemplo.
Tendencias
cristológica y eclesiológica
En
la Mariología católica contemporánea existen dos tendencias fundamentales que
se presentan como intentos de estructuración sistemática de toda la Mariología:
una suele llamarse tendencia cristológica y otra tendencia eclesiológica.
La
tendencia cristológica insiste ante
todo, en la Maternidad divina de María.
De este principio fundamental se
derivan todos los demás privilegios de María, los cuales se explican en un cierto
paralelismo con los privilegios del mismo Cristo al que María está íntimamente
asociada.
La
tendencia eclesiológica insiste en
que el primer principio del que todos los demás se derivan, es que María es tipo de la Iglesia: existe un paralelismo entre María y la Iglesia y
ese paralelismo hace que los privilegios
de María deban entenderse en analogía
con las notas o propiedades de la Iglesia.
Mariología
de tendencia cristológica.
En
esta tendencia, la maternidad divina es el primer principio de la Mariología.
El
modo concreto como esta maternidad se realiza - consentimiento libre dado por
María- muestra que la maternidad divina contiene una asociación de María a la
obra de su Hijo: así María se hace a la vez, Madre y Esposa (Asociada) de Cristo.
La cooperación de María a la obra de
la salvación se explica por una estrecha asociación a su Hijo.
Tal
cooperación no se limita al sí de la Encarnación.
María
coopera junto a la cruz, ofreciendo sus dolores al Padre por la salvación del mundo juntamente con los
de su Hijo; el Padre habría aceptado juntamente, para la redención de la
humanidad, la pasión de Cristo y la compasión de María.
Mariología
de tendencia eclesiológica
Aquí
el principio fundamental de la Mariología consiste en que María es tipo de la Iglesia.
Incluso
la maternidad divina tiene como fin realizar en María un supremo prototipo de
lo que es la Iglesia
Entonces,
la maternidad divina constituiría el
momento de formación de la Iglesia.
La formación de la Iglesia
tiene sentido nupcial, que consiste
en los desposorios del Verbo con la
humanidad, a la que se une al tomar su naturaleza humana concreta.
Un
auténtico desposorio no es
concebible sin un mutuo intercambio de
asentimientos.
No
es imaginable un consentimiento de la naturaleza humana de Cristo previo a la
Encarnación, ya que solo a partir de la Encarnación comenzará ella a existir.
La naturaleza humana de Cristo no
puede ser portavoz del sí de la humanidad.
En el momento de la Encarnación, en
este momento de formación de la Iglesia, María es prototipo de la humanidad,
que da el sí a esta unión nupcial del Verbo.
La
actividad materna de María se considera así: la humanidad ofrece libremente
carne suya al Verbo, de modo que comience a constituirse el organismo de salvación
(La Iglesia): Cristo- cabeza, por adhesión al cual se irá formando el
Cristo-total.
El
proceso maternal por el que María engendra y da a luz a Cristo, es prototipo
del proceso con que la Iglesia engendra y da a luz a los cristianos.
Estas dos tendencias son para valorar.
Se
nos puede ocurrir querer optar por una de las dos o llegar a la conclusión de
que ninguna de las dos es plenamente satisfactoria y que la solución debe
buscarse en una síntesis superior.
Sintetizando
mucho podríamos decir que los dos sistemas se caracterizan por una referencia a
la Iglesia.
(Sección tomada de María en la historia de la Salvación.. C. Pozo- BAC-Madrid 1974)
El Concilio
Vaticano II nos habla de María!
Lumen Gentium,
capítulo VIII
El
Concilio Vaticano II tiene cuatro Constituciones además de otros documentos.
Dos constituciones son dogmáticas, una pastoral y una constitución sobre la
sagrada Liturgia.
Una
de las cuatro Constituciones es sobre la Iglesia “Lumen Gentium” (Luz de las gentes)
Consta
de ocho capítulos en los que trata:
Cap I: Misterio de la Iglesia
Cap II: Pueblo de Dios
Cap III: Constitución Jerárquica de la Iglesia y
particularmente el Episcopado
Cap IV: Los Laicos
Cap V: La universal vocación a la Santidad en
la Iglesia
Cap VI: Los religiosos
Cap VII: Índole escatológica de la Iglesia
peregrinante y su unión con la celestial
Cap VIII: La Bienaventurada Virgen María en la
Historia de la Salvación
En este capítulo
la constitución mostrará en su punto 53
cómo María es conocida y honrada como verdadera Madre de Dios redentor y cómo
ha sido redimida de modo eminente en atención a los méritos futuros de su Hijo.
Al
ser la Madre de Dios Hijo, es la hija
predilecta del Padre y el Sagrario del Espíritu Santo y antecede con su don
de gracia tan alto a todas las criaturas celestiales y terrenas.
Asimismo
está unida por su humanidad a todos los que debemos ser salvados y es madre de
los miembros de Cristo por haber cooperado a que naciesen en la Iglesia los fieles miembros de aquella cabeza.
En su punto 54 el Concilio manifiesta su
intención que es -al exponer la doctrina de la Iglesia- aclarar la misión de la
Bienaventurada Virgen María en el misterio del Verbo encarnado y del Cuerpo
Místico y los deberes de los hombres –en especial los creyentes- hacia la Madre
de Dios .
Cuando
el Concilio desea destacar el oficio de la Virgen María en la economía de la
salvación, pondrá en su punto 55 los
textos del AT que describen la historia
de la salvación en la cual se prepara el advenimiento de Cristo al mundo.
A partir de aquí hará un recorrido
significativo por los textos del AT y del NT que prefiguran o se refieren
directamente a María.
Destacará
Gn 3,15 , Is 7,14 Miq 5,2-3 unidos a Mt 1,22-23 y pondrá de relieve cómo ella
sobresale entre los humildes y los pobres del Señor, llamándola excelsa Hija de
Sión, donde se cumple la plenitud de los tiempos y se inaugura la nueva
economía al asumir el Hijo de Dios de ella, la naturaleza humana.
El
punto 56 aludirá a la contribución
de María dando a luz la Vida misma y de qué manera Dios la enriqueció con los
dones de tamaña dignidad. Por eso los Santos Padres la llamaban comúnmente Toda Santa e inmune de pecado y como
plasmada por el Espíritu Santo y hecha una nueva creatura, de la misma manera
que la llamaban Nueva Eva.
Aludirá
a los textos de Lc 1,28 -38
La
imagen de la visitación de María a su prima Isabel , la profecía de Simeón en
el momento de la presentación del Niño y la instancia de Jesús perdido y
hallado en el Templo entre los doctores, estará destacada en el punto 57 entre los textos del evangelio
de Lucas 1,41-2,41-51
Los
puntos 58 y 59 mostrarán a María en
la vida pública de Jesús, en su primer milagro en las Bodas de Caná, Jn 2,1-11, cuando Jesús proclama Bienaventurados
a los que oían y observaban como ella la palabra de Dios, Mc 3,35, Lc 11,27-28.
Mostrará
a María al pie de la cruz Jn 19,25 y de qué manera fue dada como Madre al
discípulo por el mismo Cristo moribundo Jn 19,26-27.
Los
Hechos de los Apóstoles 1,14, la encontrarán perseverando en la oración y se
referirá la constitución a que enaltecida por el Señor fue asunta a la gloria
celestial y coronada como Reina del Universo para que se pareciera más
plenamente a su Hijo vencedor del pecado y de la muerte . Ap 19,16.
Los
puntos 60 al 65 mostrarán a Cristo
como único mediador pero destacarán que el influjo salvífico de la
Bienaventurada Virgen María a favor de los hombres se apoya en la mediación de
Cristo y fomenta la unión de los creyentes con Él.
Destacará
que María es nuestra madre en el orden de la Gracia y como nos cuida con su
amor materno la invocamos con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora, sin que esto agregue o
disminuya la dignidad y eficacia de Cristo único Mediador.
La Iglesia le atribuye a María este
oficio de manera subordinada.
María
por el don de la maternidad divina con la que está unida a su Hijo redentor,
está unida íntimamente a la Iglesia siendo tipo de la Iglesia en el orden de la
fe, de la caridad y la perfecta unión con Cristo.
Atrae
a los creyentes hacia su Hijo y hacia el amor del Padre y la Iglesia, buscando
la gloria de Cristo, la Iglesia se hace más semejante a su modelo progresando
en la fe, la esperanza y la caridad.
Los
puntos 66 y 67 mostrarán la
naturaleza y el fundamento del culto a la Virgen.
Destacará
que su culto difiere al culto de adoración que se da solo a Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo.
Pide
a todos los cristianos que cultiven generosamente el culto sobre todo litúrgico
y que estimen las prácticas de piedad y la veneración de las imágenes, así como
pide a los teólogos que se abstengan con cuidado de la falsa exageración como
de una excesiva estrechez de espíritu al considerar la singular dignidad de la
Madre de Dios.
Pide
el estudio de la Sagrada Escritura, de los Santos Padres, Doctores y Liturgias
de la Iglesia junto con el Magisterio y que eviten todo aquello que pueda
inducir a error a los hermanos separados u otros acerca de la verdadera
doctrina de la Iglesia.
Finalmente
los puntos 68 y 69 mostrarán a María
como signo de esperanza cierta y consuelo para el Pueblo de Dios peregrinante.
Destacará
que los hermanos orientales tributan debido honor a la Madre del Señor lo cual
es una alegría para el Concilio.
Pide
que todos supliquemos a la Madre de Dios y Madre de los hombres para que
interceda ante su Hijo sean congregados con paz y concordia en un solo Pueblo
de Dios para gloria de la Trinidad.
Esta Constitución se promulgó en San
Pedro el 21 de noviembre de 1964.
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